sábado, 20 de enero de 2007

Ladybird Lilywhite Lilith



Pedro me contó el otro día, mientras escuchábamos algún vinilo viejo de Pink Floyd como buenos desplazados generacionales, que había leído a algún crítico genio de periódico gratuito proclamar que los discos conceptuales de los setenta eran un invento de las discográficas. Entre todas las críticas que he oído –muchas de las cuales secundo- al rock progresivo, ésta es por mucho la más descabellada. Mientras nos partíamos de esa risa enrabiada que da que alguien escriba eso impunemente, recordábamos que lo que sí es invento de las discográficas son compilaciones aberrantes como el “adagio de Karajan” o las canciones de cuatro minutos; eso sí que es un invento comercial del cual, confieso, soy víctima: tengo unos once giga bytes de música en el disco duro que prácticamente sólo escucho en modo aleatorio, cada vez me es más difícil encontrar el tiempo y el estado mental para escuchar un disco de pe a pa, además de que cada vez son menos los concebidos con ese propósito. Afortuadamente Calypso (mi máquina) es una estupenda DJ que me sorprende con las mezclas eclécticas más acertadas.
Todo esto viene a cuento porque quiero hablar de una canción de uno de esos discos conceptuales de los setenta, del setenta y cuatro para ser exactos, y de otra publicada en 2004.

Hay canciones para escuchar por la mañana de un sábado soleado y apacible, como hoy. Durante mucho tiempo So much trouble in the World de Bob Marley fue mi canción matinal por excelencia, pero hay muchas más y hoy Calypso me ha sugerido dos: Liliwhite Lilith (1974) del "The Lamb Lies Down on Broadway" de Genesis y Ladybird (2004) del "Everybidy Loves a Happy Ending", último disco de los reunidos Tears For Fears.

Es curioso que el progresivo nunca me ha gustado y sin embargo ahora reescucho “The lamb…” y lo aprecio a la luz de música de grupos contemporáneos como Stereolab, Tortoise o Mogwai: el presente iluminando al pasado y dotándolo de una vigencia inesperada.
Voy a cometer el pecado de descontextualizar Liliwhite Lilith, que es una canción bastante rockera que abre el disco dos. Riffs de guitarra contundentes, acordes que se mueven contra un pedal de bajo y un coro sorprendente con cambio de sensación rítmica después de una añadidura de compás.
Por lo demás es bastante simple en cuanto a estructura: A-B-A-B-C, con la C en el ámbito de la subdominante. No es exactamente una coda porque funciona más bien como enlace con la siguiente pieza del disco.
Una canción sencilla con la gracia de los acordes que se mueven contra el bajo pedal, las sutilezas rítmicas y que la voz de Peter Gabriel tiene un color fantástico.
Ladybird en principio es bastante distinta: mientras Lilywhite… es parte de un historia bastante oscura, Ladybird es una canción casi naïf aunque no exenta de cierta melancolía. Curiosamente la canción del grupo pop (TFF) es un poquito más complicada que la del progresivo, aunque no mucho. Lo que comparten y las hace tener un atractivo peculiar es el cambio de sensación rítmica y de intensidad en los coros: Las estrofas de Ladybird son suaves y están en ¾, el coro sorprende al cambiar a un 5/4 (3+2) y aumentar la intensidad.
En ambas canciones la melodía del coro es ascendente y el arreglo es muy contrastante con el de la estrofa: en Lilywhite… las estrofas son contundentes, la sensación rítmica del coro se reduce a la mitad y es suave, mientras que en Ladybird es exactamente al revés.
Como siempre, por más simples que sean las canciones de Tears For Fears son un alarde de arreglo: con pocos elementos se las ingenian para dar variedad al tema: el cruce de melodías de la tercera A es muy característico, así como el matíz antes del último coro para potenciar el final. Quizá lo único que le reprocho es el fade out.
En todo caso si alguien quiere hacer el experimento recomiendo escucharlas en orden inverso al cronológico: Ladybird primero y luego Lilywhite Lilith.
¡Ah! y si inmediatamente después pueden poner El San Lorenzo de Los Camperos Huastecos (de la compilación "Otro Ratito Nomás" de discos Corasón) van a alucinar. Adoro a mi DJ.

"...Cupido, como traidor, quitarme la vida trata,
sólo le pido un favor, que su espada sea de plata
para morir con valor y en los brazos de mi chata..."

Sólo una nota más dedicada a la nostalgia: Mi amigo Leonardo de Neymet, con quien tuve mi primer grupo era fan de "The Lamb..." hoy, veinte años después, le agradezco la lata que daba con él.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buenas reseñas, en verdad que si. Te dejo mi blog que de seguro te ha de interesar: http://genesisplatinum.blogspot.com/, saludos.

Anónimo dijo...

Esa rola de TFF es una maravilla. Me sorprende que no hayas resistido la tentación de añadir al dúo una canción más y hablar de los beatles. Cuando oigo ese disco pienso recurrentemente en esos greñudos.