sábado, 7 de marzo de 2009

ghost of a ghost

Siempre me ha gustado hacer versiones de canciones que me emocionan. Me rindo ante la urgencia de apropiarme de ellas. Justifico este acto con falsa humildad argumentando que aprendo cosas, pero es mentira: la realidad es que necesito robarme esa música y hacer de ella una piel en la que voy a introducir mis propias entrañas, mis jugos, vísceras y humores. Si esa música que exudan estas canciones tiene algún valor no me toca decirlo.
¿por qué ahora Ghosts?
¿tiene algún sentido contarlo?
No lo sé. Sólo sé que al volver a la Ciudad de México me encontré otra vez que el que era no funcionaba y había que desmontarlo, tirar lo inservible y reinventar lo reinventable, y al tener las tripas expuestas por la cornada autoinflingida en tan tremenda lidia, mis fantasmas pasaron a saludarme. Todos y cada uno.
A algunos los abracé, a otros me diernon ganas de despellejarlos. Muchos me abochornaron.
Supongo que los libros de autoayuda sugerirían hacer las paces con ellos.
Que se jodan.
De todas maneras algunos volverán y por lo menos recordaré sus caras porque usan mis mismas gafas.
La confusión me hizo fantasear con revivir una banda muerta y matar un proyecto que estará vivo en tanto que vivo yo, pero lo que está muerto es de los gusanos y a lo que está vivo no le queda más remedio que vivir aunque sea como fantasma.

Por formalidad anoto aquí que la versión original es de Japan y se encuentra en el disco Tin Drum.

Ghosts - Exocet